Aun encontrándonos en una época en la que la
planta del cannabis ha sufrido un proceso de demonización de más de 1 siglo de
largo, es una de las más consumidas en la historia conocida. Podemos encontrar
pruebas que remontan su uso hasta hace más de 5000 años, donde utilizaban sus
propiedades sobre el cuerpo, como modo de ritual en las diferentes etnias o
religiones que habitaban el planeta por aquel entonces.
A día de hoy tenemos una planta ilegal en la
mayoría del planeta, que poco a poco va abriéndose paso por todo el mundo, volviendo
a ser considerada como una de las mejores medicinas naturales que podemos
encontrar. En algunos puntos del planeta, se ha aprobado una serie de leyes que
aprueban el uso de la planta del cannabis y de las extracciones obtenidas de
ella, aunque dependerá del lugar para que encontremos un tipo de regularización
u otra, puesto que en unos sitios pueden hacer uso del cannabis como medicina,
mientras que en otros disfrutan de un uso libre de regularizaciones.
Cannabis para uso medicinal:
En las zonas donde se ha legalizado el
cannabis medicinal, se ha ajustado la ley para que ciertas personas puedan
utilizar tanto de la marihuana como de sus extracciones, aunque para disfrutar
de esta ventaja se requiere un permiso expedido por un médico. Para obtener esta
licencia, es necesario padecer alguna enfermedad que el doctor considere
necesaria para expedir el permiso.
Aun así, conseguirla es bastante más sencillo
de lo que parece, ya que algunas dolencias menores como el insomnio o la falta
de apetito, son motivos válidos para que el médico lo considere suficiente, y
acabe expidiendo el carnet de usuario medicinal.
Cannabis para uso recreativo:
Sin embargo, donde se ha legalizado el
cannabis recreativo, se ofrece a cualquiera la posibilidad de poder consumir
esta planta, sin requerir ningún tipo de licencia ni tener que pasar un
reconocimiento médico. Esto a simple vista parece la idea perfecta, aunque recoge
un trasfondo mayor, ya que esta misma ley aplicada bajo jurisdicciones distintas,
puede presentar situaciones muy diferentes.
En algunos puntos del planeta es tan sencillo
como que tú mismo puedes cultivar tu propio cannabis y consumirlo
tranquilamente en tu casa, permitiéndote olvidarte del riesgo que suponen las
autoridades. En otros puntos del planeta el cannabis es totalmente legal, pero
el auto-cultivo está más penado que en zonas donde el cannabis es ilegal, obligando
a los consumidores a adquirirlo a precios desorbitados.
Conclusión:
Excepto en algunos lugares puntuales en los
que se permite el auto-cultivo, la legalización del cannabis no es más que la
incorporación al mercado de un producto que antes se consideraba ilegal, y que
ahora comienzan a venderlo a precios de oro.
Los que más salen beneficiados con esta
legalización son los usuarios recreativos que nunca han podido cultivar y
siempre han tenido que comprar su hierba, ya que por lo menos se aseguran de
que la marihuana que están cogiendo es exactamente la que le dicen. En muchas
ocasiones el vendedor suele decir la primera variedad que se le pasa la cabeza
o el nombre de cualquier variedad medianamente famosa, aunque no se parezca en
nada a la marihuana que realmente está vendiendo. Además, por lo menos el
producto que compre habrá sido desarrollado mediante la utilización de
productos orgánicos, lo que asegura que la marihuana consumida no cuenta con
ningún tipo de restos nocivos ni de metales pesados.
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