Controlar el agua de riego es un factor muy
importante para favorecer el desarrollo de las plantas de marihuana, siendo uno
de los factores que mayor repercusión directa tendrá sobre nuestras cepas. Un cultivo
regado con unos niveles de PH y Ec correctos, puede causarnos hasta un 30% más
de peso final en la cosecha, ya que nuestras plantas podrán aprovechar cada
nutriente de los que le apliquemos.
El Ph es el nivel de acidez de nuestra agua de
riego, un factor muy importante a tener en cuenta a la hora de utilizar
fertilizantes, ya que de este dependerá la asimilación de abonos por parte de
las plantas. Durante la fase vegetativa nuestra agua de riego debe mantener
unos parámetros de entre 5.5 y 5.8, al pasar a floración su resistencia será
algo superior, por lo que los parámetros más correctos se encontrarán entre 6.2
y 6.8. Todo lo que supere estas cifras, hará que se dificulte la asimilación de
alimentos en nuestras plantas.
La EC o electro conductividad del agua de
riego es el nivel de sales que contiene, que aumentará a medida que apliquemos
fertilizantes sobre el agua. Si nos excedemos con el nivel de sales, estas
quedarán en el sustrato, acumulándose riego tras riego. Para un correcto abonado
la Ec deberá mantenerse entre 0.8 y 1 durante la fase de crecimiento, durante
la pre-floración podemos subir hasta 1.2, e ir aumentando las dosis hasta un
total de 2.0 de Ec, que deberemos mantener hasta finalizar el cultivo.
En la mayoría de ocasiones el ph y Ec son responsables
de que las plantas muestren carencias, ya que al no permitir la asimilación de
todas las sales o añadir más de las que la planta puede asimilar, poco a poco irán
quedando almacenadas en nuestro sustrato. Esto hace que suba la EC de la
tierra, por lo que las plantas cada vez pueden asimilar menos y menos alimento,
lo que nos acabará llevando a que acaben mostrando estas carencias que muchos cultivadores
no comprenden, ya que ellos le están aportando el alimento necesario a las
plantas. Al final muchos se ven obligados a utilizar un limpiador de sales, ya
que la otra posible opción es regar solo con agua hasta que la tierra suelte
toda su suciedad, proceso en el que se pierden varias semanas con sus
correspondientes abonados.
Controlar estos parámetros y mantenerlos
estables durante todo el cultivo, es uno de los puntos más importantes que debe
tener en cuenta un cultivador, pues marcará la diferencia entre un cultivo
normal y uno profesional. Las plantas podrán asimilar mucho mejor cada alimento
que le aportemos, responderán con cosechas más elevadas y potentes, además de
que no mostrarán ninguna carencia durante su desarrollo.
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